Santi Ortiz alternativado en 1.982
Clausurada la Plaza Monumental y sin atisbo de contar con un
nuevo escenario estable taurino, en 1.982 se ubicó, junto al Recinto Colombino,
una plaza de toros portátil que sirvió para que el torero onubense Santiago
Ortiz Trixac, Santi Ortiz en los carteles, obtuviese el grado de doctor cuando
ya llevaba varios años alejado de la profesión taurina y dedicado a sus
actividades como profesor.
Se montó este festejo para la tarde del tres de agosto y con
el toricantano, que vistió un traje purísima y oro hicieron el paseíllo José
Antonio Campuzano, de heliotropo y oro y el mejicano Jorge Gutiérrez que vistió
un terno blanco y oro. Las reses fueron de Jiménez Prieto y se mostraron de
tipo, con fuerte arrancada de salida para ir apagándose y obligar a cambiar el
tercio. Flojearon de manos y rodaron en demasía por el suelo. El mejor de
todos, el quinto.
Santi Ortiz quiso pasar a la historia como matador de toros
y, tras varios años de ausencia de los ruedos, aceptó participar en este
festejo que supuso,
además, su retirada. Y el onubense estuvo bien en el de la
ceremonia, dominando la situación en una faena con ambas manos y que concluyó
con unas manoletinas pero que necesitó de dos pinchazos y tres descabellos. La
ovación fue muy fuerte y pudo haber dado la vuelta al ruedo, pero rehusó a la
misma en espera de otra oportunidad.
Sin embargo, no le llegó esa oportunidad en el último de la
tarde, con el que el toricantano no llegó a acoplarse, limitándose a un breve
trasteo antes de quitárselo de encima después de varios intentos, aplaudiéndose
el paisanaje.
El padrino José Antonio Campuzano estuvo bien con su primero
al que finiquitó de estocada baja y descabello, paseando el anillo al no
concedérsele la oreja. Se adornó en el cuarto al que realizó una buena faena que
finalizó de pinchazo y estocada caída, recibiendo una oreja.
El mejicano Jorge Gutiérrez tuvo que actuar como enfermero
de su primero que rodó en demasía mientras que, en el quinto, logró los
momentos más lucidos al torearle por naturales muy bien ligados. Dejó una
estocada y cortó un trofeo.
Corrida anodina y de la que quedan en el recuerdo su
escenario y la alternativa del onubense Santi Ortiz que, quizás, le llegara
demasiado tarde y cuando estaba alejado del planeta taurino.

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